Hungría aprueba enmienda constitucional que prohíbe reuniones LGBTQ+ y restringe derechos fundamentales
El Parlamento húngaro aprobó hoy una polémica enmienda constitucional que prohíbe las reuniones públicas de comunidades LGBTQ+ y reconoce únicamente dos sexos en la Constitución, en lo que organizaciones defensoras de derechos humanos describen como un “escalamiento significativo” en el autoritarismo del gobierno de Viktor Orbán.
Con el respaldo del partido oficialista Fidesz, la enmienda fue aprobada con 140 votos a favor y 21 en contra. La medida legaliza la reciente prohibición de las marchas del Orgullo, permitiendo a las autoridades utilizar tecnología de reconocimiento facial para identificar y sancionar a quienes asistan.
El gobierno justificó la reforma afirmando que busca “proteger el desarrollo físico, mental y moral de los niños”, pero grupos de derechos humanos, como el Comité Helsinki de Hungría, lo ven como un intento de institucionalizar el miedo y debilitar aún más las libertades fundamentales. “Estas leyes representan un avance alarmante en los esfuerzos del gobierno por suprimir la disidencia”, declaró la organización.
Además de restringir los derechos de las personas LGBTQ+, la reforma también permite suspender temporalmente la ciudadanía húngara de personas con doble nacionalidad si son consideradas una amenaza a la seguridad nacional. Esto aplicaría únicamente a quienes tengan pasaporte de países fuera de la Unión Europea o del Espacio Económico Europeo.
En protesta por la reforma, políticos opositores y manifestantes bloquearon el acceso al Parlamento, siendo retirados por la policía. El partido opositor Momentum advirtió sobre similitudes crecientes entre el gobierno de Orbán y el de Vladimir Putin, denunciando que Hungría está siendo arrastrada hacia un modelo autoritario que margina a minorías y reprime la libertad de expresión.
La enmienda, la número 15 desde que Fidesz impuso su propia constitución en 2011, llega en un contexto de crecientes tensiones políticas de cara a las elecciones de 2026. Analistas sugieren que Orbán está usando a la comunidad LGBTQ+ como chivo expiatorio para movilizar a su base conservadora.
La reacción internacional no se hizo esperar. Al menos 22 embajadas europeas en Hungría, incluyendo Reino Unido, Francia y Alemania, expresaron su preocupación por la limitación de los derechos de reunión y libertad de expresión. Desde Bruselas, la comisaria europea de Igualdad, Hadja Lahbib, reafirmó que “todos deberían poder ser quienes son, vivir y amar libremente”.
A pesar del nuevo marco legal, los organizadores del Budapest Pride anunciaron que seguirán adelante con la marcha prevista para el 28 de junio. “Esto no es protección infantil, esto es fascismo”, declararon.
Organizaciones como Amnistía Internacional y la Sociedad Háttér urgieron a la Comisión Europea a intervenir, denunciando que la legislación no solo vulnera los derechos de la comunidad LGBTQ+, sino que también busca acallar cualquier forma de disidencia.