David González alza la voz: “Hacer cine LGBT es difícil, pero cobrarlo lo es aún más”
El cineasta LGBT David González, reconocido por su estilo provocador y su compromiso con las historias queer, ha denunciado públicamente las dificultades económicas que enfrentan los creadores independientes para recibir pagos justos por sus obras, especialmente en plataformas de streaming.
Director de películas como Chapero, Jóvenes Inocentes, Twinks Porns, Mi Hermano y Yo y la trilogía Hijo, Amo Tu Boca, González ha construido una filmografía de culto al frente de su productora Young Talents Films, que suma más de 110 millones de reproducciones en la última década. Sus títulos, algunos censurados en YouTube, también se distribuyen en plataformas especializadas en contenido LGBT+.
Sin embargo, detrás del aparente éxito, hay una historia de precariedad y frustración. En una reciente entrevista para el programa La Hora de la Rosa, el director reveló las trabas que ha enfrentado para recibir los pagos que le corresponden por las visualizaciones de su obra.

“Que te paguen por las visitas cada vez es más difícil. Incluso hay plataformas como OutTV que prácticamente tienes que suplicarles para que te abonen las reproducciones”, denunció.
Según González, ha tenido que esperar años para recibir su primer pago, tras múltiples intentos de comunicación ignorados. La situación llegó al punto de interponer una denuncia para que finalmente se realizara el depósito. La historia se repitió con nuevos retrasos y evasivas por parte de la plataforma.
“Me daban largas y largas hasta que perdí la paciencia. Ahora busco una plataforma realmente profesional, que valore de verdad el trabajo de los directores”.
Elcloset tuvo acceso a parte de las conversaciones que sostuvieron representantes de la plataforma con González, donde se constatan cambios constantes de fechas de pago y pedidos de paciencia ante la insistencia del director.
Pero los problemas no se limitan al pago. González también compartió las enormes dificultades que ha enfrentado para encontrar distribuidoras dispuestas a apoyar el cine queer independiente:
“Si no tienes mucho presupuesto o buenos contactos es muy difícil colocarlas. Entonces aparecen carroñeros que se aprovechan de ti. He tenido que suplicar por favor que me pagasen”.

La denuncia de David González no es un caso aislado, sino un reflejo de las condiciones que enfrentan muches cineastas LGBT+ en un sistema que aún explota su trabajo sin dar garantías mínimas de profesionalismo ni equidad.
“Espero que esto cambie pronto y no se aprovechen de otros cineastas. El desgaste emocional y de tiempo que conlleva es agotador y desesperante”, concluyó.
En pleno siglo XXI y en un momento de auge del contenido queer, es urgente replantear las dinámicas entre creadores y plataformas para garantizar que quienes cuentan nuestras historias reciban lo justo. Porque sin justicia económica, no hay verdadera representación.