Hoy No Se Celebra: Se Resiste
Cada 17 de mayo, el calendario nos recuerda que la lucha por existir con dignidad no es una historia del pasado. Es una batalla diaria que aún se libra en las escuelas, en las casas, en los trabajos, en los hospitales, en las calles… y sí, también en las leyes y en las redes sociales.
Este día conmemora la fecha en que, en 1990, la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad. Pero aunque ese fue un avance importante, la realidad es que la discriminación y la violencia contra las personas LGBTQ+ persiste en formas crudas y sutiles.
Hoy no se trata de una celebración, sino de visibilizar todo aquello que aún duele y que muchas veces se oculta detrás del arcoíris.
Porque la homofobia sigue costando vidas.
Porque la lesbofobia niega la existencia de mujeres que aman a otras mujeres o las hipersexualiza en función del deseo masculino.
Porque la bifobia deslegitima constantemente las experiencias bisexuales, tratándolas como una “fase” o una “confusión”.
Porque la transfobia asesina, expulsa, margina y silencia.
Y porque la enebefobia –el rechazo a las identidades no binarias y género-disidentes– se niega a aceptar que hay tantas formas de ser como personas en el mundo.
En pleno 2025, hay quienes siguen creyendo que amar diferente o vivir fuera del binario es una amenaza. Hay quienes usan la fe, la moral o la política como excusas para justificar el odio. Y hay quienes creen que al callarnos, desaparecemos.
Pero no.
Seguimos aquí.
Más visibles. Más fuertes. Más unides.
Este día no es solo un recordatorio de lo que aún falta por hacer: es una trinchera desde donde exigimos justicia para quienes han sido silenciades, respeto para quienes viven con miedo, y equidad real para quienes apenas comienzan a descubrir quiénes son.
También es un espacio para honrar la resistencia de tantas personas LGBTQ+ que, a pesar del rechazo, la violencia o el abandono, han construido comunidad, redes de amor y espacios seguros desde la rabia, el arte, el activismo o simplemente desde la sobrevivencia.
Hoy, más que nunca, necesitamos gobiernos que legislen para todas las identidades. Medios que informen sin prejuicio. Familias que amen sin condiciones. Y una sociedad que entienda que los derechos humanos no son negociables ni selectivos.
Así que no, hoy no se celebra.
Hoy se resiste, se recuerda y se exige.
Porque merecemos vivir sin miedo.
Porque nuestros cuerpos, nuestras identidades y nuestros amores también son dignos.
Porque el orgullo no nace en junio: nace cada vez que sobrevivimos a un mundo que aún no está hecho para nosotres.
🏳️🌈 Hoy no se celebra. Hoy se resiste.