Es 26 de junio de 1977, España emerge de la dictadura franquista e inicia su transición hacia la democracia.
Unas cinco mil personas marchan pacíficamente desde la Avinguda de les Drassanes hasta la Font de Canaletes al coro de “Nosaltres no tenim por, nosaltres som” (Nosotros no tenemos miedo, nosotros somos), convocadas por el entonces ilegal Front d’Alliberament Gai de Catalunya (Frente de Liberación Gay de Cataluña – FAGC, antes Movimiento Español de Liberación Homosexual), creado por Francesc Francino y Armand de Fluvià.


Es la primera manifestación del Orgullo Gay permitida en España.

Las mujeres trans encabezan la protesta junto al primer colectivo de lesbianas dentro de una organización LGTBI, además de políticos y sindicalistas, buscando la derogación de aquella maldita Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social aprobada durante el régimen franquista, la cual condena no solo los actos sexuales, también las asociaciones, encuentros y cualquier expresión que indique una tendencia homosexual, lo que conlleva a encarcelamientos, que van desde los tres meses, en el mejor de los casos, hasta los tres años o más; o internamientos en centros psiquiátricos en donde son “reeducados” mediante terapia de aversión, en donde te exponen a estímulos homosexuales aplicándote descargas eléctricas.
Foto de Isabel Steva Hernández ‘Colita’ del Orgullo de 1977 expuesta en el Museo Reina Sofía.


Cerca de la Font de Canaletes, los grises, la policía local, arremete con balas de gomas, hay tres heridos graves y uno golpeado y encarcelado durante cincuenta y seis días en la Cárcel Modelo de Barcelona, Oriol Martí, militante de OCE (Bandera Roja), organización adherida a la manifestación.

Aquella marcha reivindicativa tan solo fue el inicio de la visibilización, consolidación del movimiento LGBTQIA+ y una serie de avances en materia de derechos humanos.

Ese mismo año, 1977, se inauguró el Casal Lambda de Barcelona, primer centro de servicios para homosexuales, cuyas actividades se desarrollan hasta hoy.
En 1979 se derogan los artículos en los que se penaliza al colectivo LBGTI+ de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, la legalización de las organizaciones homosexuales llega en 1980, en 1987 se deroga la Ley de Escándalo Público que perseguía la libre expresión de la orientación sexual e identidad de género, en 1992 se constituye la Federación Estatal de Gays y Lesbianas (FEGL) y en 1995 se logra la completa derogación de la Ley de Peligrosidad.
Entre 1994-2005 se formaliza la unión de las parejas LGTBI+, en 2002 se integran al FEGL, las personas trans (FEGLT), en 2005 se instituye el matrimonio igualitario, en 2007 se integra la bisexualidad a la FEGL (FEGLTB) y se permite la modificación del registro civil relativa al sexo asignado en el nacimiento y nombre.

En 2016, Murcia es la primera comunidad autónoma en prohibir las terapias de aversión, más tarde lo hace Madrid (2016), Valencia (2017) y Andalucía (2018).
En 2018, se admite el cambio de nombre con asignación de uno correspondiente al sexo diferente resultante de la inscripción de nacimiento sin exigencia de diagnóstico médico ni seguimiento de tratamiento hormonal o cirugía de reasignación.

Casi 50 años han pasado de aquella marcha emblemática y pionera en todo España, 50 años y aquí seguimos, luchando y resistiendo, aún existen 64 estados miembros de la ONU que criminalizan los actos sexuales consensuales entre personas del mismo sexo y 7 de ellos los condenan con pena de muerte, lo que nos demuestra que, pese a los logros, nos queda muchísimo por hacer.
Es por eso que el próximo sábado 19 de julio ¡Vuelven lxs mariconxs a las calles de Barcelona!
