A partir de la historia de una joven estudiante de la Universidad Autónoma de Guadalajara que fue drogada sin su consentimiento por uno de sus compañeros, surgieron más de 100 casos de acoso y abuso sexual en la misma universidad. La respuesta de la institución consistió en hacer privada su cuenta de Twitter y bloquear a quienes la cuestionaron con el hashtag #AcosoEnLaUAG.
La respuesta por parte de la Universidad ha sido poca colaboración por parte de las autoridades universitarias frente a la violencia sexual que viven sus alumnas. Dentro de los arreglos al Reglamento, modifica sus cláusulas culpando a las mujeres del acoso por su forma de vestir, entre oras que condenan el «afeminamiento» de los hombres.
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